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DESHAZTE DE LO INSERVIBLE, HAZTE CONSCIENTE DEL ENTORNO.

  • jcac09
  • 21 nov 2014
  • 8 Min. de lectura

REVISITADO POR JC.

A menudo nos acostumbramos a vivir sin asumir algún riesgo, nos construimos una burbuja y nos esforzamos porque esta nunca explote. Vivimos acomodados en las programaciones que nos instalaron de pequeños y nos cuesta asumir la responsabilidad de desprendernos de ellas. Las reconocemos, sabemos que están ahí y cuanto nos limitan, pero tememos arrancarlas totalmente de nuestras vidas, por temor a lo desconocido, el miedo irracional al no tener nada al que asirnos, cuando las zancadillas que nos de la vida nos hagan caer. Vivir con la necesidad permanente de esas muletas ideológicas es una forma más de esclavitud, no nos podemos definir como seres humanos libres y responsables, si no nos desprendemos de todo aquello que nos dijeron que era cierto y que nosotros en nuestro camino hemos averiguado que no.

Debemos aprender a vivir sin creer, sin dar algo por sentado, sin inseguridad y sin miedo. Debemos asumir que para ser seres conscientes y responsables tenemos que formarnos también mentalmente, crearnos un carácter y una personalidad propia, olvidarnos de los modelos del pasado y atrevernos a crear el nuestro, perder el temor al error, perder el pudor y la vergüenza, mostrarnos tal cual somos y no arrepentirnos jamás de nuestras decisiones, solo así, empezaras a forjar una personalidad con una identidad y unas ideas propias basadas en su experiencia y sin copias de modelos caducos e inexactos. Dejar de asumir como propias, ideas, conductas y conceptos ajenos, limpiar nuestra mente y empezar a construir nuestra propia estructura, desescombrar lo viejo e inútil y construir lo nuevo y propio.

No podemos pretender ser seres despiertos y concienciados, y seguir con creencias e ideales que está demostrado que no sirvieron. No basta con afirmar nuestra condición, debemos practicarla también y ser consecuentes. Al humano se le ha separado, etiquetado y clasificado como un animal de granja, se le ha acotado en un entorno (frontera) y se le ha soltado para que produzca, en un sistema que está construido para penalizar a aquel que piensa por si mismo y que ve la competencia como un reto al que no aspira en modo alguno. Si de verdad no nos consideramos irracionales, debemos dejar de pensar como tales, debemos tirar esos pilares que nos sujetan a una realidad que no nos identifica y no nos sostiene, que el apoyo y el suelo firme que creemos pisar no es más que una ilusión, que esas muletas que nos ayudan a levantarnos en realidad son anclas que nos mantienen amarrados y sujetos a una estructura que nos encapsula y nos limita.

La verdadera celda esta en nuestra mente y debemos ir quitando uno a uno esos barrotes que nos impiden salir y ser libres, esos barrotes que son los que crees que forman parte de ti, tu identidad, tu cultura, tu “fe”, tu ideología, tu clase, tu raza, son los que debes ir tirando abajo. Para poder avanzar, no necesitas agarrarte a nada porque desde ese instante nada te hará caer, caminaras con paso firme y seguro por la vida, sin pensar en que piensen el resto, su opinión o su crítica, ya no te afectan porque eres libre y la libertad, te aporta esa seguridad, la ausencia de temor al rechazo y al abandono, te forjará una personalidad férrea. Perderás el miedo a ser señalado, verás cualquier intento de sabotear tu libertad como un acto infantil e inútil, una rabieta de aquel que se sabe preso pero no es lo suficientemente valiente para desprenderse de toda esas cadenas que lo amarran e impiden su libertad de pensamiento y obra, sin condicionamientos, ni remordimientos inútiles.

Toca trabajar, y perder la idea de clase, ese concepto que te dice que eres más que otro, sólo por tu condición económica o sanguínea, una trampa para que no veas al prójimo como lo que es, un igual. La sangre o la materia que poseas no te da categoría, más bien te resta. Desprenderte de este concepto pasa por palpar otras realidades distintas a la que vives, restar valor a la materia y darle valor a los sentimientos. Las personas son algo más que esas cosas que consiguen acumular, son más que esos trapos que tapan sus vergüenzas, son más que esos patrones que lo clasifican, en definitiva, son más que las circunstancias que arrastran.

Sobre la corteza terrestre sólo existe una raza humana. El racismo es otro programa que nos instalan para evitar que descubramos nuestra verdadera identidad. Nos inculcan que el tono de piel es lo que nos hace diferentes y no nos fijamos en que la diferencia realmente no existe. Nadie nace siendo racista, ningún niño que no haya sido previamente adoctrinado lo es, sólo conocemos una raza humana, lo único que nos diferencia es la ignorancia y eso ha llegado el momento de erradicarlo. La ignorancia es un agujero negro que devora nuestra inteligencia y nuestra capacidad de discernir correctamente, la ignorancia es un vacío que sólo se llena con experiencia y conocimiento, sólo debes perderle el respeto a saber más y todo concepto racista se desmonta por si solo.

Tu ideología por regla general es heredada de tus progenitores, salvo breves periodos de rebeldía adolescente, finalmente terminamos acogiendo la opción más cómoda que es aquella que de pequeños nos inculcaron, ser de izquierdas o de derechas no es más que un componente diferenciador que no necesitas. Esas ideologías se diseñaron para crear enfrentamiento. El enfrentamiento, la disputa, la diferencia y la fracción, dan como resultado una mentalidad obtusa y confusa, por muy claro que parezca tener sus conceptos, un ideólogo no es más que un adoctrinado, un ser programado para programar y sembrar en sus semejantes esa semilla de odio. Una diferencia más, donde no existen diferencias, la política no es más que un instrumento del sistema para poner orden en la granja. El borrego necesita poner siglas y colores a las ideas para poder asumirlas como propias, esos conceptos confusos y llenos de trampas, son resumidas en un bando, con un color y unas letras, y así no identificar al lobo que se esconde tras sus arengas, que no son más que cantos de sirena.

Tu identidad y tu cultura vienen unidas, por la zona en la que aterrizaste en este mundo, te dan una bandera de colores y te dicen que eso eres tú y cualquier ofensa a ese trapo es una ofensa a tu persona. Nos limitan y nos encajonan con esos conceptos, nos hacen poseedores y herederos de un trozo de tierra cuando en realidad somos dueños de un planeta. Ese concepto limitante es el que ha logrado que durante miles de años el ser humano mate a su propio hermano con saña y sin arrepentimiento. Nos han negado la idea de sentirnos dueños de la tierra y nos conformamos con las migas, nos dan una identidad y una cultura, potencian esas diferencias, con una lengua, una escritura y una idiosincrasia distinta, un modo distinto de llamar a las cosas y un modo distinto de entenderlas. Nos negamos a creer que todo es de todos y que en esos trapos de colores sólo están las manchas de sangre de nuestros hermanos, a los cuales nos obligaron a matar por hacernos creer en algo que no nos pertenecía, no nos identificaba y no nos definía como seres humanos y como personas “civilizadas”. Nos programaron para la diferencia, en lugar de la igualdad, nos inculcaron dogmas que no nos identificaban ni como personas, ni como raza. Con esas líneas divisorias en esos mapas, no sólo delimitaron el terreno, sino que acotaron nuestra inteligencia.

Se debe vivir sin “fe”, debemos de profesar certidumbres, movilizar la voluntad y plasmar realidades para alejarnos de las plegarias que nos mantienen inmóvilmente inútiles y a la espera de cuestiones que no llegarán de la nada. No basta con sacar la religión de nuestras vidas, no basta con saber que toda su mentira nos contamina y nos limita, debemos desechar definitivamente todo lo que esta engloba, principalmente la creencia que nos vendieron de la existencia de un “dios”, esa ficticia figura autoritaria que inventaron en un concilio político para manipular al mundo, esa aberrante falacia que es ese “ser” bienhechor y malhechor, que castiga y bendice según sus reglas que deben ser incuestionables si no queremos sufrir su castigo hacia los que se rebelan al autoproclamado todopoderoso dueño del universo, creador de todas las cosas y gobernante de nuestros destinos cual si fuéramos títeres. Los hombres de conocimiento han ido asimilando el concepto real del universo, entendiéndolo como un cúmulo energético desde donde emana todo lo que es, existe, y va surgiendo, una energía natural forjada por todos y cada uno de los elementos orgánicos del cosmos, donde nada es más que la otra cosa, siendo este el conglomerado de la conciencia universal, es así; eliminar los viejos conceptos de divinidad que las religiones nos inculcaron poco a poco empieza a ser una realidad, debemos fortalecer la confianza en nosotros mismos y no pasarnos el día lloriqueándole o agradeciéndole a figuras inexistentes por cuestiones que cada uno hace o deja de hacer. También debemos deshacernos de esos mesías. Jesús fue un guía que legó sus conocimientos no como leyes inmutables, sino como parámetros en cambio constante, los maestros están para compartirnos, y una vez hemos recibido esos conocimientos, comenzar nuestro camino e iniciar nuestra “maestría”, el fin de todo “maestro” es que el alumno aprenda y ande por si solo. Buda, Jesús, Zoroastro, el que queráis, dieron unas pautas para que fueran tomadas, no para que fueran adoradas y convertidas en ley. Ahora después de unos pocos miles de años, debemos empezar a darnos cuenta que la lección esta aprendida y empezar a ser nosotros los que enriquezcamos al mundo y forjemos nuevas ideas y nuevos conocimientos . Hoy nosotros somos los “maestros” y debemos empezar a dejar de mirar atrás y enfocar nuestra mirada en el presente, en lo que hemos aprendido y lo que podemos compartir con otros para hacer más plenas otras vidas, es fundamental trabajar en el precepto más importante del crecimiento integral, el AUTOCONOCIMIENTO. No podemos seguir con tal personaje dijo esto o hizo aquello y dejar ese saber ahí, debemos soltar esa última muleta y empezar a caminar libres legando al mundo nuestra propia lección. Muchos esconden tras estos avatares su miedo y su inseguridad, su falsa creencia en que están solos y que en esos tropiezos que a diario tienen, necesitan implorar ayuda a esas "divinidades", temen que al desprenderse de esos dogmas queden a la deriva en un mar espiritual, sin mapa y sin brújula. Esto no es así, desde luego que nunca vendrá una fuerza espontánea a levantarnos cuando caigamos, porque hay cuestiones complejas que debemos percibir por nuestros medios, son nuestras lecciones, pero jamás estamos solos, siempre podemos conectarnos con el poder natural de nuestro entorno y sobre todo el poder interno que todos tenemos dormido. Lo que otros maestros te puedan aportar solo es un enriquecimiento, esa pizca de sal que te puede dar una chispa más de luz a tu existencia, pero no debe ser la columna vertebral de tu enseñanza.

Se que muchos ahora estarán tocados u ofendidos, porque he tocado alguna de sus vacas sagradas, la identidad nacional y la “Fe”, son las dos cosas más inútiles y estúpidas, que más sangre ha hecho derramar y más muertes injustas han causado. Si estas cosas que crees intocables provocan en ti la diferencia o el odio, es momento de que las revises seriamente y las deseches para siempre. Una raza humana unida y hermanada debe caminar de la mano sin estos conceptos que la diferencia y la separa. Si una idea enciende el odio y provoca que se derrame una sola gota de sangre, no valdría consideración y debería ser erradicada ipso facto. La humanidad no necesita más muertes en nombre de Dios, Jesús o Allah, no necesita más muertes en nombre de una nación o una bandera, nuestra nación es La Tierra y nuestra bandera la humanidad, no hay más fortaleza que la que depositemos en nosotros mismos como civilización, hay que comenzar a desechar lo que nos diferencia y nos separa y quedarnos con lo que nos une. Ninguna idea es buena si precisa ser impuesta.

Es momento de abandonar esa zona de confort, y empezar a vivir libre de programas y libre de convencionalismos que te limiten como persona, todos esos conceptos que instalo en tu mente la educación, deberás irlos formateando poco a poco, para paso a paso formar una nueva identidad, una nueva persona, segura de si misma y confiada en sus posibilidades, sin miedo al “fracaso”, porque ese “fracaso” es sólo un ensayo y un aprendizaje.

 
 
 

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